28.10.13

Lou Reed... Take A Walk On The Wild Side

No me veo obligado a escribir. No puedo aportar nada más que unos apuntes a vuela pluma, como casi siempre. Como siempre. Pocas veces el tópico de “poeta urbano” ha estado más justificado. Poeta urbano dicen a Sabina y se quedan tan anchos, y “ángel eléctrico” a Ramoncito y se quedan igual. Tres veces (porqué eso no se olvida) estuve cerca de Lou. La primera vez en La Riviera hizo ademan de bajarse del coche a atendernos a Luzuriaga y a un servidor. Su guardaespaldas no le dejó, pero mantuvo el coche detenido el tiempo necesario para firmarnos discos y libros. La segunda en Granada después de un magnifico concierto en un enorme recinto del que no llenó ni la mitad del aforo. Aun así a la salida Lou se hizo poner una silla en el hall para que fuéramos entrando las personas que le esperábamos, de uno en uno y de forma organizada para atendernos personalmente. No era mala persona Lou Reed, no lo era al menos para su publico al que detalles como estos, prueban que se preocupaba de complacer. No se si lo seria para el periodista original que le preguntaba una y otra vez por la Velvet.

 Lou Reed daba magníficos conciertos y acabo los 80 enchufadísimo a la inspiración con el disco “New York” que fue con el que yo me enganché. Si a algo se podía denominar poesía urbana era a esa colección de letras que hablaban del pulso de las calles, y daba igual que fueran de NYC que de Madrid. Le siguen cancioneros sobre la perdida y el dolor que lo alejan definitivamente de los frívolos ochenta y sus vaivenes sin rumbo. El recuerdo de Andy en “Songs for Drella” y el de Doc Pomus y Rita en Magic and Loss, le traen a Madrid en conciertos íntimos y rodeados de un aura de intelectual. Es hay es donde Lou se sentía más cómodo en su ultima etapa, huyendo como de la peste de la imagen de salvaje y come-madres de los setenta, y reconocido como artista y erudito en varios campos como la fotografía, la música experimental o la poesía. Aun así los acordes de Sweet Jane te volteaban el corazón cuando sonaban con la fuerza y la energía que lo hacían en la gira “Ecstasy”.

En el 2003 se adentra en el universo de Poe con un albun donde revisa y homenajea varios cuentos y letras del poeta pionero norteamericano. En la gira “The Raven” da bonitos espectáculos conceptuales con parte de su repertorio más oscuro y con la colaboración de un maestro de Tai Chi en el escenario. Es también el año donde se hace acompañar por el cantante Antony Hegarty, hoy estrella de culto y un desconocido hasta que Lou lo presentó. En los último años Lou trabaja en el campo de la fotografía paisajista, un campo que ya había tocado antes, y en la música experimental con un trío de música improvisada. No abandona el Rockandroll, una música que Lou declara “que sigue considerando útil para expresarse” y rinde homenaje a los pioneros con una chirriante versión de “Peggy Sue” de Buddy Holly. En el 2011 se desmarca con una gira acompañado de una banda de rock con los jovencísimos Tony Diodore y Aram Bajakian a las guitarras. Si de algo me alegro es de haber podido verle por última vez en Roma, recuperando la intro de Sweet Jane que hace en el “Rock and Roll Animal”. Aquella noche de verano romana Lou me llevó al Sthandalazo cuando despues de unas campanas de introducción se arrancó con “Mother” de John Lennon. Pale Blue Eyes, Venus in Furs, Femme Fatale, Charley's Girl... Pocas veces me alegrado más en mi vida de haber cogido un avión solo para ir a un concierto.

No quería hacer un post así. No quería hacer un listado de actuaciones, discos, y firmas. Lou Reed es para mi mucho más importante que eso. Lou Reed es el tercer pilar del triunvirato que ha traído mis días hasta aquí. Y también buenos recuerdos de amigos en la carretera. De lo mejor de la amistad. Lou Reed aparece en el telediario y me emociono. Como la primera vez que escuché Pale Blue Eyes o Perfec Day. Adiós dulce príncipe, héroe del placer y de la crudeza, explorador de la vida de verdad, animal de rockandroll.





1 comentario:

Anónimo dijo...

Eso de Roma no lo sabía yo, no le cuentas na a tu pare.

K.